El Fonógrafo

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domingo, 2 de mayo de 2010

PARTE XVII

Pasaron dos meses en que ya no fueron solamente los sábados de chateo, ella entraba por la noche y lo buscaba, Andrés estaba cada día más encantado por como se iban dando las cosas, y por fin Laura le comunicó que en un mes tendría un Congreso en la ciudad de Puebla, un fin de semana completito, llegaría desde el viernes 21 de marzo, ya que era un día festivo.
Y así de repente Andrés se vió viajando en un autobús, Puebla quedaba tan solo a un par de horas, iba muy nervioso, ese sentimiento de adolescente, se decía que su suerte estaba cambiando, que estaría con una chica en verdad lindísima, nunca antes, ni siquiera Lulú era tan hermosa, pero además le fascinaba su manera de ser para con él, nunca lo presionaba en nigún aspecto, bromeaba con él respecto a "sus" novias del chat, le decía que seguramente había más de 3 tras de sus huesos, etc.
El trayecto del Bus fue una eternidad, así como la primera vez que la vió, al llegar a la terminal tomó un taxi le indicó el nombre del hotel, ella no había querido hospedarse en el hotel sede, ya que Andrés le había sugerido que a través de photoshop se encargaría de hacerle un reconocimiento del Congreso eso con la finalidad de no separarse para nada en esos días.
Llegó a la recepción, preguntó por la habitación de ella, le dijeron que estaba en el cuarto piso, habitación 407, pasó al baño de la planta baja, se lavó los dientes, se peinó con agua y se puso un poco de loción.
Subió en el ascensor, tocó a la puerta del cuarto, ella abrió, su sonrisa iluminaba todo, pasó al cuarto y de inmediato Laura lo abrazó de tal manera y se dieron un enorme beso lleno de toda la pasión contenida por días, por semanas, por meses, por años, estaban ahi, dos personas que habían coincidido en muchos aspectos, por fin estaban realmente juntos, sin presiones, Laura demostraba que estaba cambiando en muchos aspectos, se besaron a cada instante no podían dejar de hacerlo, simplemente era como dos personajes que después de muchas generaciones se habían encontrado y reconocido, sentían los dos que ya antes habían estado juntos y desde entonces habían pactado volverse a encontrar en el tiempo y en el espacio, ese día por fin había llegado, los besos fueron subiendo de tono, las manos tocaban cada parte de sus cuerpos, la ropa empezó a estorbar, fueron ayudándose con lo que podían, quedaron desnudos, se vieron analizándose, se gustaron aun más, siguieron adelante con los preliminares, les encantaba eso, y en un momento Andrés estaba dentro de ella, al principio de una manera suave, lenta, tratando de disfrutar al máximo y hacerla disfrutar a ella aún más, tanto tiempo sin pareja por parte de ambos, eso se notaba, y sin embargo se acoplaron de tal manera que ese sentimiento de haber estado juntos en otra época, en otra vida, en otra era tal vez, se hacía como algo real, no salieron de la habítación sino hasta que oscureció, Andrés le dijo que era necesario comer algo, y así lo hcieron, fueron al restaurant del mismo hotel, parecía una pareja de recién casados, cuando no estaban abrazados iban tomados de la mano, salieron a caminar por el centro de la ciudad, había mucho movimiento en la calle, y ellos solamente tenían ojos para estarse mirando, besándose a cada paso, la gente los miraba, una pareja madura entregándose tanto amor, ellos solamente estaban viviendo cada instante que hoy tenían al fin, esa noche durmieron muy poco, la entrega era total, no dejaban nada de lado, deseo, pasión, ternura, él respiraba a traves de los poros de ella, la saboreaba, la olía, la tocaba, su piel era de seda, siempre se lo dijo, el sábado fue igual, ella tenía que regresar el domingo y él también, no querían pensar en el momento de separarse, sin embargo eso estaba latente, pero vivir el momento, esa era la consigna, sin embargo la noche del domingo llegó, en el taxi música de Roberto Carlos, que más se podía esperar?
Laura le dijo que se despidieran casi en las afueras de la terminal, porque no quería arriesgarse a que alguien la viera y corrieran a contarle a su marido alguna cosa, Andrés obedeció, se dieron un largo muy largo beso de despedida, hicieron la promesa de verse dentro de poco, en cuanto la oportunidad se presentara de nuevo, al verla caminar hacia la sala de espera de su autobús, Andrés estaba llorando, hasta cuando la volvería a ver, pensó en gritarle muy fuerte, pero se contuvo, solamente lo pensó, y le dijo....Te amo Laura.

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