Pedí 2 cervezas, una copa de vino y algo de botana para picar, pasé algo asi como 45 minutos, las parejas entraban, los demás que se citaron en ese pequeño bar, "el sótano", acudieron puntuales, sonrieron, se abrazaron y todas las parejas se besaban, me tuve que salir, era obvio que no llegarías, la preocupación se empezó a apoderar de mi alma, no contestaste a los textos que te envié, y la llamada me envió al buzón, inicié el camino hacia ningún lugar, como no sabía ni siquiera donde vivìas que más podía hacer... de repente levantè la vista y te ví, estabas sentada en el asiento de tu motoneta, abrazando tus delgadas piernas, con esa linda mirada extraviada y más triste que en otras ocasiones, me acerqué y te acaricié el cabello, te enjugaste algunas lágrimas y me dijiste en voz muy bajita..."perdón".
Que había que perdonar?
Volverte a ver, es lo ùnico que yo quería esa noche, y se me concedió, charlamos por horas sin movernos de ahi, nos despedimos y te preguntè tu dirección, era ese edificio que estaba nuestras espaldas, en el departamento 401.