Pedí 2 cervezas, una copa de vino y algo de botana para picar, pasé algo asi como 45 minutos, las parejas entraban, los demás que se citaron en ese pequeño bar, "el sótano", acudieron puntuales, sonrieron, se abrazaron y todas las parejas se besaban, me tuve que salir, era obvio que no llegarías, la preocupación se empezó a apoderar de mi alma, no contestaste a los textos que te envié, y la llamada me envió al buzón, inicié el camino hacia ningún lugar, como no sabía ni siquiera donde vivìas que más podía hacer... de repente levantè la vista y te ví, estabas sentada en el asiento de tu motoneta, abrazando tus delgadas piernas, con esa linda mirada extraviada y más triste que en otras ocasiones, me acerqué y te acaricié el cabello, te enjugaste algunas lágrimas y me dijiste en voz muy bajita..."perdón".
Que había que perdonar?
Volverte a ver, es lo ùnico que yo quería esa noche, y se me concedió, charlamos por horas sin movernos de ahi, nos despedimos y te preguntè tu dirección, era ese edificio que estaba nuestras espaldas, en el departamento 401.

PRINCESITA.

Llegaste y desde antes ya vivías en mi corazón
pero definitivamente avasallaste con todo, la vida me cambió
mis espectativas sufrieron un vuelco definitivo y me extravié completamente
me encanta tu risa, tu inocencia, eres ese ángel que siempre cuida mis pasos.

Hoy te veo crecer tanto en muchos aspectos, llego a pedir que ya no lo hagas más
me da miedo que en un futuro te vayas y te lleves casi completo este corazón
pero la vida es así, hoy solamente me conforma el saberte en casa cada noche
que llego lleno de ilusión por verte y recibir tu abrazo con beso y preguntando...
como fue tu día hoy, papi?

PIEZA MUSICAL.

En ese tiempo que estuvimos juntos, viviendo momentos esporàdicos pero intensos
llegó a mi mente uno de tantos recuerdos, pero esto fue parte de un algo que dejó huella
esa noche de intensa somnolencia escuchando música lenta y muy romántica en aquel cuarto
de hotel en esa ciudad portuaria, cómplice de tantos encuentros que se hicieron mágicos
por lo intensos, calmados, prohibidos pero a fin de cuentas, gozados todos y cada uno de ellos
hoy escuché casualmente esa pieza, la única que bailamos cada uno con un audìfono en el oído
abrazados estrechamente, tu casi dormida entre mis brazos pero de a poco te fuiste despertando
y el deseo también fluyó rápidamente, esa pieza musical provocó una vez más a la entrega total.