recuerda que alguien la plantó un día dentro tuyo.
Cuando tu corazón se ilumine con el colorido de la puesta del sol...
recuerda que alguien amaneció contigo.
Cuando el fuego de la pasión queme tu corazón, consumiendo todas tus fibras,
recuerda que alguien encendió esa llama.
Cuando tu corazón esté bordado de sueños dorados, tejidos con hilos de luz de luna... recuerda que alguien coloreó tu mundo interior.
Cuando la noche te encuentre con el corazón partido y angustiado por las amarguras recogidas en el día...
recuerda que hay alguien esperándote con el pañuelo en la mano.
Cuando el insomnio te haga dar vueltas desesperadamente en la cama...
recuerda que alguien puede sembrar sueños de paz en tu mente.
Cuando la soledad te oprima y tu grito no encuentre eco...
recuerda que acá, del otro lado, alguien ama tu compañía y entiende tu necesidad.
Cuando tus secretos no quepan más dentro de ti, amenazando romper los diques
de tu alma...
recuerda que existe alguien dispuesto a recogerlos y guardarlos con el cariño
que tú esperas.
Cuando en tu corazón habite el azul del cielo, la calidez del sol,
el gorjeo de los pájaros, el perfume de las flores, la nostalgia del atardecer,
el encanto de las mañanas, la serenidad de los lagos y la sonrisa de la aventura...
recuerda que alguien tocó tu corazón con la varita milagrosa de la amistad.
Tú que amas y vives en el contradictorio mundo del arco iris y de la oscuridad,
de la calma y de la agitación, de la paz y de la inestabilidad,
recuerda que existe alguien más que vive en tu planeta.
En las horas felices, comparte con esa persona tus sonrisas,
en las horas de soledad, levántate y búscala dondequiera que esté.
¡No mires el reloj! ¡Qué importan las horas! ¡La vida es tan corta!
¡No hay tiempo que perder!
Tú que amas, si tienes el coraje y la sencillez de hacerlo, abre tus labios
y canta el milagro del amor, porque sólo el amor se aproxima a las personas
y hace que hablen el mismo lenguaje...
(Desconozco su autor)
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